La línea entre el espacio público y el privado ha cambiado. De alguna forma u otra nos estamos dando cuenta de que estamos en casa y, por ende, tenemos que tener más empatía. Yo propongo una empatía que empiece con el cuidado, y con enfoque de género.
Esta nueva normalidad probablemente va a requerir que trabajemos desde casa por un tiempo más, lo que tendrá un efecto diferenciado entre hombres y mujeres. Las mujeres se encargan, aún más que los hombres, de los roles de cuidado y los quehaceres del hogar. Mis amigas con hijos se han convertido en profesoras, enfermeras, artistas, cuidadoras, cocineras y mucho más. Algunos hombres también lo hacen, pero no olvidemos que antes de la crisis las mujeres le dedicábamos tres veces más tiempo que los hombres a los roles de cuidado. No olvidemos que vivimos en una región machista.
¿Qué impacto tiene este nuevo normal en las mujeres en su rol empresarial? Impacta directamente en su desarrollo y, luego, en sus evaluaciones de desempeño, en cómo se relacionan con sus pares y jefaturas, en sus posibilidades de asumir nuevos proyectos, en sus ascensos. Es mucho más difícil reconocer y visibilizar su trabajo. Y si, por ejemplo, estamos ante una empresa que está decidiendo desvinculaciones, ¿las afecta más a ellas? ¿Podrían más mujeres que hombres perder su trabajo?
Nuestra sociedad no valora el cuidado. Por eso las carreras vinculadas a la enfermería y a la educación son bajo remuneradas en el mercado y, además, altamente feminizadas. El salario promedio de una técnica en enfermería es de S/1,014, según el portal “Ponte en carrera”, y el 90% de las enfermeras son mujeres, según el Colegio Nacional de Enfermeros del Perú (cuyo nombre irónicamente se escribe en masculino).
Esta situación es una oportunidad. La crisis hace imperativo liderar desde el cuidado y las empresas que lo hagan tendrán mejores elementos para sortear la coyuntura. Si algo ha evidenciado la crisis es el rol fundamental del cuidado en el funcionamiento de la sociedad.
Para hacerlo hay que escuchar a nuestra gente, entender sus nuevos horarios, sus retos y sus miedos. Cuidar parte por escuchar. Aquí algunos consejos:
- Escuchemos a las mujeres: ¿Qué retos tienen hoy?, ¿Cómo están ordenando sus rutinas?, ¿Qué rol tienen sus parejas o su entorno en casa?
- Formemos un liderazgo más inclusivo y empático. Enseñemos a escuchar, pero también a entender, que hoy los espacios público y privado son uno. Siempre lo fueron, porque somos la misma persona, pero hoy el contexto lo hace evidente.
- Revisemos nuestros sistemas de evaluación de desempeño bajo este enfoque. Cuando evaluemos el 2020 entendamos que no existió solo una carga laboral, sino también mucha carga familiar.
- Hagamos reuniones en horarios inclusivos con padres y madres. Preguntémosles antes de hacerlo. Esta es también una oportunidad para los hombres de asumir un rol más activo en el hogar y — ojalá — de hacerse cargo.
Las empresas que entiendan este nuevo normal valorarán el cuidado y se reinventarán asumiendo un rol activo en su reconocimiento y redistribución. Esto tendrá efectos positivos en la reorganización de sus estructuras y favorecerá el surgimiento de entornos más equitativos, más felices e innovadores y, por lo tanto, más rentables.
