Aequales

Tres razones para bajar las armas contra el lenguaje incluyente

Toda esta controversia sobre el lenguaje incluyente es impactante.. Varies escritores y periodistas reconocidos de la región escribieron despotricando contra el lenguaje inclusivo, como si fuera una guerra contra el lenguaje. Pareciera que ningune se hubiera parado a pensar, si más allá de una ‘alaraca caprichosa’, la discusión sobre el lenguaje incluyente tiene un trasfondo.

El tema es el siguiente:

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La Ciencia Social afirma que el lenguaje crea realidades.

Esto quiere decir que lo que se construye en la interacción entre los seres humanos es lo que llamamos ‘realidad’. La realidad absoluta no existe, pero sí existe la cultura, que es nuestra realidad más cercana y la que construimos entre todes. El lenguaje es el mayor exponente de esta realidad. En este sentido, cuando excluimos a las mujeres y grupos invisibilizados del lenguaje, no estamos simplemente ahorrándonos palabras, estamos excluyéndoles de la realidad, del pasado, del presente y del futuro.

2. El lenguaje hace parte de la comunicación en general, la cual invisibiliza a las mujeres y demás grupos mal llamados «minorías»

Basta mirar cualquier libro de historia o de ciencia para saber que las mujeres no han sido jamás protagonistas. Históricamente han sido invisibilizadas, sin importar su participación en la consolidación del mundo moderno y en el avance científico. El efecto de esto es que tengamos una concepción de la sociedad androcentrista (centrada en el hombre). La falta de referentes femeninos hace que las niñas desistan de carreras afines a la matemática, la ciencia y la política.*

El lenguaje hace parte de la construcción de estas comunicaciones que invisibilizan cuando hablamos de ‘ingenieros, científicos, políticos.’

Está comprobado que aumenta el número de mujeres que aspiran a esta posiciones cuando se ven representadas en el lenguaje y en las imágenes, es un asunto de identificarse con otro, es un asunto de lo posible.*

3. La RAE ya no representa al mundo actual

Antes de que me apedreen, échenle un vistazo a la composición de la RAE. Son, en su gran mayoría, hombres, blancos, de avanzada edad.

Esto quiere decir que la institución que decide cómo debemos hablar y escribir todas las personas hispanohablantes del mundo, es una institución con una sola visión del mundo. Una institución sin diversidad basada en preceptos tradicionales de la realidad y de la sociedad, que no avanza con el tiempo, que no reconoce que este es un mundo donde la otredad (las mujeres, y todes quienes somos diferentes a la norma) debe tener cabida.

Adicionalmente, difícilmente se puede considerar moderna una institución que incluyó la acepción de ‘prostituta’ en la definición de ‘mujer’.

Soluciones prácticas:

  • Utilizar siempre el genérico: ‘las personas’ sirve para casi todo, ‘profesionales en ingeniería’ y otras palabras neutrales permiten hacer consciencia sobre la inclusión.
  • Si tanto nos molesta nombrar a los hombres y a las mujeres en nuestro discurso, nombremos a la mayoría (y entonces eduquemos a los hombres a no ofenderse cuando decimos ‘todas’ o ‘nosotras’ si somos mayoría) o utilicemos el masculino y el femenino aleatoriamente, independientemente del número de mujeres y hombres que haya en el lugar.
  • Introducir el uso del lenguaje incluyente con la «e» sobre todo en el uso de pronombres personales, en los espacios que sea posible.

Finalmente hago un llamado a la toma de perspectiva. La guerra contra el lenguaje incluyente subvalora el bagaje teórico y la inteligencia de quienes luchamos por la inclusión. ¿De verdad creen que si no tuviéramos argumentos de fondo, nos daríamos esta pelea inocua?

No reduzcan la lucha de la equidad de género a una burla al lenguaje inclusivo. Más bien pongámonos en la tarea de crear realidades y expresiones de la realidad que no excluyan a nadie. Veamos más allá, y comprometámonos para que algún día esta discusión sea obsoleta.

Columna de Maria Adelaida (Mia) Perdomo

Fuente: La Silla Llena

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