Las empresas deben incentivar la capacitación de su personal femenino en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) para reducir su vulnerabilidad al proceso de transformación digital y automatización del trabajo. En una investigación del BID en el 2019 sobre el futuro del trabajo en América Latina y el Caribe, se señala que un 21% de las mujeres trabajadoras requerirían una transición hacia una nueva ocupación frente a un 19% de hombres trabajadores.
Las barreras sociales que existen hoy para las mujeres harán más difícil su transición hacia los trabajos que continúen disponibles en el futuro. ‘The future of work and women’ — un estudio global realizado por McKinsey en el 2019 — concluye que las mujeres tienen menos tiempo para volver a capacitarse o buscar empleo, ya que dedican más tiempo que los hombres a trabajos de cuidado no remunerados, se movilizan menos debido a la inseguridad, y tienen un menor acceso a la tecnología digital y la participación en los campos STEM.
Para disminuir la exposición de las mujeres en esta transición, las empresas pueden medir las brechas dentro de la organización y determinar cuántas mujeres hay en las áreas de desarrollo en innovación. Un plan concreto es intensificar la inversión en capacitación en carreras STEM para mujeres y en líneas de desarrollo cruzadas entre áreas que facilite esta experiencia. En el Perú existen aliados importantes como Laboratoria, GeekGirlsLatam, GirlCode, entre otros, que pueden ayudar en esta tarea.
La eliminación de sesgos debe ser el norte: identificar qué trabajos requieren perfiles capacitados en el tema y emplear un proceso de selección que tenga metas de género y mecanismos para evitar sesgos. Por ejemplo, entrevistados diversos, listas de preguntas prohibidas, pauta de preguntas estándar a aplicar en la entrevista y CV ciegos.
No se trata solo de contratar más mujeres en áreas de tecnología o innovación, sino de que la empresa se adapte a las diferentes necesidades de los diferentes públicos que trabajan en ella. Debemos adaptar esas reglas del juego desde ya para que, como dice la ONU, nadie se quede atrás.